Para todo padre es una mezcla de alegría y sufrimiento cuando su hijo empieza a caminar; a dar sus primeros pasos. El solo hecho de pensar en las caídas y en los golpes que se dará nos hace actuar muchas veces de forma sobre protectora y no queremos soltarlo de la mano y dejarlo caminar solo. Pero sabemos muy bien que eso es necesario, soltar al niño para que camine solo y no importa las veces que tropiece y caiga, no importa si se golpea pues esas caídas y golpes son parte de su aprendizaje y de la vida misma... caer, levantarse y seguir caminando.
Luego de un tiempo el hijo ya camina mejor incluso cuando el padre le toma la mano para ayudarle, el niño se la retira en un gesto de “déjame yo puedo solo” esto es cuando el pequeño hombrecito ya se siente seguro de ir y venir a donde el quiera sin la ayuda y el cuidado de su padre; aunque papá ya no lo lleve de la mano siempre está atento de su pequeño, siempre vigilante, incluso detrás de cada paso tambaleante su hijo.
Este episodio es muy parecido a nuestra relación con Dios, aunque muchas veces no queremos que Dios nos tome de la mano, y le quitamos las manos porque pensamos que nosotros solos podemos caminar, Dios siempre estará ahí, detrás de nosotros, siguiéndonos a todo lugar donde vayamos, esperando ser la protección que sin que nosotros la pidamos, El ha tenido a bien brindarnos.
Prov. 20:24, "De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?"
Y es que Dios es tan amoroso con nosotros que nos cuida siempre, quizá en algún momento de tu vida vas tropezar, y una que otra vez caerás, pero Dios estará ahí para mostrarte que tienes que levantarte, estará ahí para enseñarte que los tropiezos solo son una oportunidad para demostrar que no te rindes y que seguirás firme en tu propósito, porque a pesar del tropiezo, Dios siempre estuvo ahí observándote, viendo como hacías las cosas como tu querías, viendo como le quitaste las manos para que te dejara caminar solo, pero aun cuando se las quitaste, el siempre anduvo cerca de ti para salir al rescate en el momento necesario.
Salmo 32:8 “Yo te instruiré, Yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.”