Lectura bíblica: Éxodo 3:11-13 y 4:1-13.
El mandato que el Señor le dio a Moisés no fue una tarea pequeña. Egipto era el imperio dominante en todo aquel territorio. Era una nación pagana, y faraón tenía la autoridad catalogada como “divina”. Cada nación en el mundo conocido entonces vivía atemorizada de faraón, el emperador de Egipto.
Cuando Dios le dijo a Moisés que fuera a Egipto y le dijera a faraón que dejara ir a Su pueblo de alrededor de tres millones de personas que vivían bajo su esclavitud, la respuesta inmediata de Moisés a causa de su propia humanidad e incapacidad fue una de muchas excusas. Sin embargo la reacción de Moisés no deja de ser similar a las diferentes maneras que nosotros mismos le respondemos a Dios cuando El nos llama.
Primera excusa: ¿Quién soy yo? Éxodo 3:11
El tenía el mismo problema que nosotros tenemos hasta que no nos rendimos a los pies de Jesús. No sabía quién era. Y por lo tanto tenía una falsa imagen de si mismo, al diablo le gusta engañarnos hablándonos en nuestra mente cosas falsa, como por ejemplo: “nunca llegaras a nada”, ”eres un inútil nada te sale bien”, “tu no sirves para esto”, ”además ¿quién eres tú?, etc.
Sin embargo debes saber algo. Si has llegado hasta aquí es porque la zarza está ardiendo para ti. El Espíritu Santo te capacitará para llevar a cabo el llamado que Dios te hace hoy. Tienes que despojarte de las mentiras que te han hecho sentir fracasado tantos años y empezar a creer y declarar lo que Dios ha hecho en tu vida. ¿Qué quién eres?… ¡Un hijo de Dios! ¡más que vencedor en Cristo Jesús!.
Segunda excusa: “Quién eres Tú?” Éxodo 3:14
Tan impactante fue la presencia de Dios, que a Moisés se le olvidó toda la historia religiosa de su pueblo en la cual su propia madre lo había criado. Cuando el encuentro con Dios es verdadero, ninguna religión te sirve de nada. Allí sale a luz nuestro pecado y la santidad de Dios. Allí reconocemos que no sabemos nada de Dios. Ese día Dios se reveló a Moisés y su vida fue transformada. En minutos él tuvo las dos respuestas que había buscado por ochenta años!!! Quién era él. Y lo mas importante quién es Dios.
Tercera excusa: “No me van a creer” Éxodo 4:1
Cuantas veces no hemos hablado a otros de Jesús por miedo, porque escuchamos esa voz que nos dice: “no hables, no te va a creer, vas a hacer el ridículo” y así le ponemos excusas a Dios nunca estamos dispuestos a pagar el precio por miedo. Pero la palabra de Dios declara: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2a Tim. 1:7. recuerda... ¡Eres mas que vencedor en Jesucristo!
Cuarta excusa: “Soy torpe para hablar” Éxodo 4:10
Cuantas veces hemos dicho “Señor tu sabes que no tengo estudios, que apenas se leer y escribir” “Es que a mi me da terror hablar en público” “me tiemblan las piernas por que la gente me esta mirando” Excusas, excusas, y excusas. El profeta Isaías aprendió a confiar en el Dios que amaba, el dijo: “El Señor Dios me ayuda, por eso no soy humillado, por eso como pedernal he puesto mi rostro, y sé que no seré avergonzado” Isaías 50:7.
Quinta excusa: “Señor, envía a otro” Éxodo 4:13
Esta es la peor excusa de todas, ojalá que ninguno de nosotros perdamos la oportunidad en este día de decirle al Señor, “heme aquí, estoy dispuesto” Lo contrario es como despreciar la obra de Cristo a nuestro favor en la cruz. Lo grave de esta excusa es que realmente Dios puede enviar a otro, claro que si, y sabes que? El seguirá siendo Dios, la otra persona que si acepte el llamado será doblemente bendecido y el único perdedor serás tu.
“Aviva el fuego del don de Dios”
2 Timoteo 1: 6 “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”
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