El cristiano y el león

martes, 8 de junio de 2010


Seamos sinceros con nosotros mismos ¿cuánto tiempo pasamos al día pidiendo cosas a Dios? . . . ¿cuánto tiempo pasamos dándole gracias, alabándole y adorándole?.


Nos levantamos por la mañana y lo primero que solemos hacer es orar (si es que lo hacemos): “Señor, guárdame en este día, bendice a mi familia, suple nuestras necesidades . . .”. Cuando estamos en el trabajo también le pedimos a Dios que nos ayude, después llegamos a casa y pedimos a Dios que El bendiga nuestros alimentos y cuando acaba el día y nos vamos a la cama, pedimos que Dios nos dé buenos sueños y nos proteja. Con estos ejemplos, podemos comprobar que hemos pasado el día pidiendo, pidiendo y pidiendo a Dios. No tengo nada en contra de la oración de petición, Dios quiere que le pidamos, pero no debemos olvidar que El también quiere que le alabemos y adoremos siempre.


“Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.”
Lucas 24:52-53


Este pasaje no dice que los discípulos estaban siempre en el templo pidiendo, dice que estaban siempre alabando y bendiciendo a Dios. No debemos esperar al domingo para alabar y adorar a Dios, ahora es el tiempo para adorarle, ahora es el tiempo para bendecirle.


“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.”
Juan 4:23


Alabemos y adoremos a Dios en todo momento y podremos experimentar la plenitud de gozo que hay en su presencia (Sal. 16:11 / Lc. 24:52).


Alabemos y adoremos a Dios siempre y el Señor añadirá cada día a la iglesia los que han de ser salvos (Sal. 40:3 / Hch. 2:47).

Para terminar este apartado me gustaría contar una historia muy graciosa, pero muy significativa: Un cristiano iba por la selva y de repente se encontró con un león hambriento, el cristiano nada más ver al león salió corriendo, el león cuando lo vio empezó a perseguirle hasta que el cristiano se quedó sin fuerzas y arrodillándose oró diciendo: “Señor, te pido que toques a este león, que no me coma.” El león de repente se arrodilló delante del cristiano y dijo: “Señor, te alabo y te doy gracias por estos alimentos que voy a tomar.” El cristiano estaba un poco enfadado y cuando llegó al cielo le dijo a Dios: “Señor, yo fui un buen cristiano y cuando oré no me contestaste.” El Señor, mirándole con amor, le dijo: “Hijo mío, cuando tú te acercaste a mí, te acercaste con petición, pero cuando el león se acercó a mí, se acercó con alabanza y acción de gracias.”

Aprendamos del león de la historia, vayamos a Dios con alabanza y acción de gracias.

El libro de los salmos nos muestra muy claramente lo que acabamos de ver, debemos acercarnos a Dios con acción de gracias, alabanza y adoración.


“Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos . . . Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.”
Salmo 95:2 y 6
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.”
Salmo 100:4

0 comentarios:

Publicar un comentario