No debe permitirse a los niños crecer sin vigilancia o control. Ellos deben ser instruidos, disciplinados y amonestados, para que adquieran conocimiento sobre el auto-control y la obediencia. Lo he comprobado muchas veces con mi hija, dándole un poco de “confianza” y dejando que ella se haga responsable de sus tareas; empieza con mucha responsabilidad haciendo todas sus tareas y cumpliendo todos sus compromisos pero poco a poco ella va bajando el ritmo de su responsabilidad, a la semana de no estar yo al tanto de sus cosas ya tiene muchas cosas sobrecargadas, con malas calificaciones y ha dejado de cumplir con algunas cosas que debe cumplir. Todo este proceso de educación debe ser en un nivel espiritual y cristiano. Es la “disciplina y amonestación del Señor” el vehículo mediante la cual se alcanza el fin de la educación. Cualquier otro substituto o guía de educación, bien puede resultar en un desastroso fracaso. La espiritualidad es tan necesaria para el desarrollo de la mente como el conocimiento. Proverbios 1:7 nos dice, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová.”
Las instrucciones de las Escrituras a los padres son siempre el ideal de Dios. A veces tenemos la tendencia de bajar esos ideales a nuestro nivel y experiencia humana. Tu pregunta, sin embargo, es saber lo que la Biblia dice acerca de ser un padre. He tratado de responderla de acuerdo a ella. He descubierto por la experiencia de ser el padre de dos hijos, cuánto he fallado respecto al ideal bíblico. Eso, sin embargo, no desvirtúa la Escritura, la verdad y sabiduría de Dios, para decir que “la Escritura simplemente no funciona.”
Hagamos un resumen de lo que se ha dicho. La palabra “provocar” significa irritar, exasperar, incitar, etc. Esto resulta de un espíritu y métodos equivocados, como es, la severidad, irracionalidad, autoritarismo, dureza, crueles exigencias, restricciones innecesarias, y obcecada terquedad sobre la autoridad. Tales provocaciones producirán reacciones adversas, menoscabando su afecto, obstaculizando su deseo por la santidad, y haciéndolo sentir que es imposible complacer a sus padres. Un padre sabio (deberíamos procurar serlo cada día) busca hacer la obediencia deseable y alcanzable mediante el amor y la gentileza. Los padres no deben actuar como tiranos.
Así como el padre es fiel en su papel formativo, lo que el niño aprenda acerca de Dios, permanecerá en él / ella en buen lugar a través de toda su vida, sin importar lo que hagan o dónde vayan. Ellos aprenderán a “amar al Señor su Dios con todo su corazón, con toda su alma, y con toda su fuerza” y desearán servirle en todo lo que ellos hagan.
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