Violencia

viernes, 23 de abril de 2010

Tiempo atrás, por supuesto, en una sociedad un tanto diferente a la de hoy, la autoridad que significaba el maestro en el aula e incluso fuera de ella, hacía que los alumnos estuvieran convencidos del respeto que le debían, respeto que estaba fortalecido incluso en las mismas familias, ya que eran los padres quienes inculcaban el respeto, admiración y obediencia, cediéndoles incluso toda la autoridad al maestro para poder “reprimir”, con justa razón, a sus hijos cuando éstos se lo merecían. Llegando al grado que los hijos sentían que sus padres estaban mas del lado del maestro que del lado de ellos cuando en ocasiones el alumno se quejaba de la severidad del maestro, ya que la respuesta que recibían de sus padres era: “mmm algo hiciste...”

¿Qué es lo que ha cambiado? ¿Por qué hoy es tan diferente? ¿Por qué la figura del maestro no es tan reconocida ni por los alumnos ni por la sociedad?

Definitivamente son muchos los factores que contribuyen al deterioro de la imagen del maestro y como en años anteriores el respeto a los educadores empezaba en el seno familiar, en nuestros días la negativa hacia ellos también comienza en casa, como por ejemplo cuando el hijo se queja “que el profesor le aplazo la materia”, la respuesta del padre es: “es que le caes mal al viejo”. O el caso cuando por nuestros múltiples compromisos llegamos 15 minutos tarde a la escuela y no dejan entrar a nuestros hijos, viene el típico: “mira que vieja no nos pudo dejar entrar, como ella no hace nada y tiene tiempo de sobra...”. Hacemos mal, porque nuestro hijo se va formando la idea que el maestro es la persona que le deja muchas tareas y le quita tiempo para jugar o hacer otras cosas, que hay que demandarlo cuando corrige la mala conducta de nuestros hijos.

Otro factor y por el cual he escrito este comentario, es sin duda alguna, los límites exorbitantes de violencia que prevalecen en nuestro país, este flagelo que amenaza con crecer cada día y que tiene menguada la paz, la tranquilidad y el orden de todo un pueblo que clama a gritos: “¿hasta cuando?”.

Ayer vi el funeral de 3 maestros asesinados esta semana, ¡impresionante! La cantidad de personas que se unieron en repudio a la violencia y que le dieron el último adiós a estos 3 educadores, personas que hace 30 o 40 años por su profesión, eran respetados, queridos y admirados. Se especulan muchas causas de sus muertes, rencillas personales, pandillas y hasta vínculos políticos, sea cual fuere la causa nada justifica quitarle la vida a un ser humano.

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